7 de marzo de 2009

Conversaciones privadas


Dentro de unos días empezaré a cambiar el rumbo de vida.
Efectivamente, voy a dar un golpe de timón poniendo proa hacia un destino distinto del que tenía hasta ahora.
- ¿Qué es lo que vas a hacer?
- Pues no tengo la menor idea.
- Entonces, ¿cómo estás tan seguro de que ocurrirá?
- ¡Ah! No estoy seguro de nada.
- Dime, ¿Has pensado cuál es el puerto al que te quieres dirigir?
- No, solo quiero llegar a algún lugar dónde me sienta plenamente satisfecho.
- ¿Llevarás equipaje?
- Con lo puesto llegué hasta aquí y con lo mismo partiré
- ¿Escribirás?
- Desde luego. Suelo hacerlo todos los días de mi vida y ahora no lo abandonaré.
- Como decías que ibas a dar un giro a tu vida pensé que ya no escribirías.
- Sin duda lo haré. Voy a cambiar el rumbo pero seguiré navegando.
- ¿Me echarás de menos?
- Claro que sí. Hemos pasado juntos tanto tiempo que será imposible olvidarte. Es más, no podré ni querré. Demasiadas cosas tenemos en común como para lanzar por la borda tantos momentos felizmente vividos.
- ¿Y qué será de los tuyos?
- Vienen conmigo. Nos gusta salir juntos a navegar.
- Pero, ¿lo has hablado con ellos?
- ¡Uy! ¡Qué va! Será una sorpresa. Espero que les guste la idea.
- Bueno, pues nada. ¡Qué te vaya bonito!
- Eso espero... ¿Te puedo pedir un favor?
- ¡Naturalmente!
- SI dentro de un tiempo sigues viéndome navegar por los mismos derroteros que hasta ahora, ¿Podrás recordarme que soy un cobarde?
- Evidentemente. Después de haberme ilusionado no puedes hacerme esto. No lo entendería.
- Voy a poner todo lo que tengo para hacerlo realidad.
- Así me gusta. Decisión y determinación.
- Ya te contaré
- Llámame pronto.
- Desde luego.
- Nos vemos.
- Un beso