30 de abril de 2010

Elvis, Memphis, Barcelona


Son las 23:55. Solo faltan cinco minutos para el cierre. Cruzo a toda velocidad la calle Platería para alcanzar las escaleras de entrada a la estación Jaume I. Bajo deprisa y llego al acceso de entrada antes que nadie me pueda ver. La sangre percusiona con fuerza mi cerebro hasta hacerlo insoportable.
- Relájate Pepe, relájate- me ordeno en silencio.
Sogiloso, bajo a la zona de vías y espero escondido bajo un arco de la pared medianera, fuera del alcance de mirada alguna. Allí esperaré hasta que cierren completamente el servicio. Intento recuperar algo de calma.

Todo empezó una tarde de invierno del lejano 1979, en Memphis. Antes de acabar mi aburrida jornada laboral recibí una misteriosa llamada en mi pequeña oficina de la calle Beale. Una sensual voz femenina insistía querer verme de inmediato. No voy a mentir, ser detective privado comporta este tipo de situaciones y fantaseaba desde hacía tiempo con un momento como ese.
Se presentó poco antes de las siete. Hacía un buen rato que había oscurecido y el minúsculo cubículo donde estaba se encontraba en penumbra. Sólo una pequeña lámpara de sobremesa encendida ofrecía algo de vida al recinto. Tomó rápidamente asiento y en un gesto estudiado, se quitó uno a uno los guantes que guardó discreta en su bolso. Aunque no había mucha luz, pude intuir la silueta de una hermosa mujer debajo de un largo y carísimo abrigo. Vestía completamente de negro y sus grandes gafas de sol concedían a este instante todo el misterio posible. Ann es la única seña de identidad que me quiso revelar.
Hacía año y medio que Elvis Aron Presley había muerto y desde aquel mismo día en todo el país corría como la pólvora un sinfín de historias increíbles sobre el difunto. Mientras la escuchaba atentamente, apuré el último cigarrillo que me quedaba.
- No hay problema,- comentó la reservada clienta- Le hablaré claro Sr. Vázquez, todos los que le hemos rodeado ya estamos acostumbrados a este tipo de cosas, pero la compañía de seguros lo ha complicado todo. Es prioritario que le encuentre.
Abrió de nuevo su bolso y sacó de su interior un pequeño sobre del que me hizo entrega. Al abrirlo, apareció una pequeña tarjeta escrita por una de sus caras:
“Para mi amada Ginebra de su caballero Lancelot”. Lentamente, una lágrima se derramó por su mejilla.
-Me llegó hace un par de días junto a una rosa. Es él – las palabras salieron quedamente de sus labios- es él, sin duda, ¡está vivo! y necesito encontrarlo- repitió sollozante.
Una mano frágil pero bien cuidada me tendió un cheque por valor de doscientos mil dólares que depositó delicadamente sobre la mesa.
Desde aquel mismo instante, he dedicado mi vida casi por entero a este caso, desde Buenos Aires a Tasmania, pasando por Cuzco, Dallas, Montana, Southampton, Oslo y por fin Barcelona. Una vida dedicada casi en exclusiva a una quimera que ya toca a su fin.

Pasan unos segundos de las 23:50h. Está todo sumido en un silencio sepulcral. Después de desaparecer el último convoy y que la ronda de seguridad diera un último vistazo a las instalaciones, me he quedado en la más profunda soledad. Es hora de ponerse en marcha.
Poco a poco camino por el oscuro túnel que debe llevarme hasta la vieja y abandonada estación de Correos. Aunque solo percibo la infinita quietud de este lugar, me sobrecoge la más inquietante de las incertidumbres. Recorridos unos doscientos metros vislumbro a lo lejos una tenue luz, una ínfima claridad que acelera mis pulsaciones. Voy acercándome lentamente mientras observo un gran número de formas humanas que aparecen súbitamente del subsuelo. Me muevo entre ellos y sin embargo no me ven, como si realmente no supieran que estoy allí. De repente, observo a un hombre entrado ya en años sentado en uno de los viejos bancos de la estación. Tardo un poco en reconocerlo, su renovada delgadez y su incipiente calvicie no lo ponen nada fácil. No obstante, los acordes que mágicamente hace aparecer de una guitarra al ritmo lento de Always on my mind me recuerda que este caso está resuelto. ¡Lástima que ya no podré salir jamás de aquí para explicarlo!


(Relato presentado a la 4ª edició del Concurs de Relats Curts Online de TMB 2010. De hecho, es un comprimido y adaptado de uno que podeis leer un poco más abajo)